viernes, 10 de diciembre de 2010

tantos colegios, pocos amigos pero atesore recuerdos...


Es sorprendente el tiempo que ha transcurrido desde entonces, cuando hago el mayor esfuerzo para recordar mis días en el jardín de infancia (kinder garden; escolinha) *. Mi esfuerzo, no me brinda más que los juegos bruscos, entre tumbadas, puñetes y patadas. Ese inolvidable aroma a plastilina, te mperas, mandarina, manzana, plátano, madera nueva y los huevos duros. Pero, lo que mas recuerdo también son los dolores que me provocaba en mis dedos de la mano una niña, creo entender la razón, yo era muy besucón, daba gala de lo que veía en la tv en la novelas, nadie de mis compañeras se salvo. Estaría descubriendo mi sexualidad, dicen que es normal, la verdad la pasaba bien. Mi infancia transcurrió en un instante, un día amaneció y desperté en la cabina de un camión de mudanza que me traía de una corta estadía en el distrito de surco, para trasladarme permanentemente en Comas. Transcurrió un año y ya todos mis contemporáneos asistían al jardín de infancia*, era el único del barrio que se quedaba en casa, tenia que pasar un año para comenzar mi etapa escolar, recuerdo que mi profesora por suerte era guapa, cantábamos...esa canción que decía "sal solcito", entre otras del repertorio de la currícula de la maestra. Alguna veces  me escapaba, pueda ser las primeras grandes travesuras de mi vida y vaya que osadía la mía a los 6 años, no me viene a la mente la razón ni los motivos que me hayan llevado a realizar tal acción, pero he de haberme sentido incómodo. Ya desde pequeño demostraba mi actitud a realizar mi voluntad cuando lo crea necesario, esa alma rebelde. Me llenaba de valor y sin titubear decidía mis acciones asumiendo las responsabilidades, ante mi madre, mi hermana o mi familia.
Es sorprendente el tiempo que ha transcurrido desde entonces, cuando hago el mayor esfuerzo para recordar mis días en el jardín de infancia (kinder garden; escolinha) *. Mi esfuerzo, no me brinda más que los juegos bruscos, entre tumbadas, puñetes y patadas. Ese inolvidable aroma a plastilina, temperas, mandarina, manzana, plátano, madera nueva y los huevos duros. Pero, lo que mas recuerdo también son los dolores que me provocaba en mis dedos de la mano una niña, creo entender la razón, yo era muy besucón, daba gala de lo que veía en la tv en la novelas, nadie de mis compañeras se salvo. Estaría descubriendo mi sexualidad, dicen que es normal, la verdad la pasaba bien. Mi infancia transcurrió en un instante, un día amaneció y desperté en la cabina de un camión de mudanza que me traía de una corta estadía en el distrito de surco, para trasladarme permanentemente en Comas. Transcurrió un año y ya todos mis contemporáneos asistían al jardín de infancia*, era el único del barrio que se quedaba en casa, tenia que pasar un año para comenzar mi etapa escolar, recuerdo que mi profesora por suerte era guapa, cantábamos...esa canción que decía "sal solcito", entre otras del repertorio de la currícula de la maestra. Alguna veces  me escapaba, pueda ser las primeras grandes travesuras de mi vida y vaya que osadía la mía a los 6 años, no me viene a la mente la razón ni los motivos que me hayan llevado a realizar tal acción, pero he de haberme sentido incómodo. Ya desde pequeño demostraba mi actitud a realizar mi voluntad cuando lo crea necesario, esa alma rebelde. Me llenaba de valor y sin titubear decidía mis acciones asumiendo las responsabilidades, ante mi madre, mi hermana o mi familia.
Recuerdo que deje de asistir, costumbre que se repitió en casi toda la primaria. Pero vamos aclarando algo, no era mal alumno, no lo hacia de haragán, claro tampoco el mas destacado. Sentía que si las cosas no me eran favorables  desde el comienzo, pues dejaba de interesarme y perdía valor para mí. Sentía la necesidad que para terminar bien teniendo que comenzar las cosas, a la altura de lo que uno se proyecta y anhela. Esperaba mas de mis profesores, quizás que se tomaran enserio su profesión y se asemejen a la maestra Jimena (carrusel). la protagonista que encandilo mi corazón de niño, aquella persona que sea tu amiga, sea empeñosa y cariñosa, tuve en la primaria un maestro muy peculiar  y otro, al que añorábamos entrar en su salón alguna vez, creo que eso ocasiono que intercambiáramos de profesores entre las secciones, para no vaciar una y sobresaturar la otra, eso no quiere decir que tuve malos maestros, hay honrosas excepciones solo que la mayoría no dejaron huella, pero fue gratificante conocer buenas maestras al finalizar los estudios, quienes denotaban y resaltaban mis habilidades, cualidades y virtudes, siendo algún elogio el causante de mi fascinación por la escritura, la literatura y la poesía.
Mi primer día de clases en la primaria fue traumático, primero porque nunca antes había tantos niños juntos en un solo lugar, era como un centro de reclusión o un sanatorio...porque al sonar la alarma o timbre del recreo todos pegaban un grito espantoso con lisuras incluidas, fue la época del apogeo terrorista, no exagero al relatarles que alguna vez el ejercito tomo mi colegio ante una inminente incitación de sendero luminoso al tomar el cerro , un punto alto fue el elegido para intimidarnos a todos al no bastar  provocando apagones y detonando bombas. Felizmente no hay nada penoso que compartir, aquella etapa ya la conocemos. Tuve que madurar desde entonces, mis hermanas no podían recogerme así que tenia que ingeniármelas para llegar integro a casa, cuando también estaba de moda raptar niños. Me valía de mi carisma para ganarme la bondad de las muchachas de la secundaria del Festini o Presentación, para cruzar la pista o queme acompañen a la mitad del camino, algunas veces hasta la misma puerta, de mi profesora no me acuerdo mucho solo que era una señora que tenia un par de gemelos que no se parecían a ella, pues mi maestra era gorda y sus hijos dos enclenques blanquiñosos insípidos y antipáticos, luego hice algunas amistades que me valían para el retorno a casa. No se como llegue a ser el mas destacado del salón, dividiendo el primer lugar con una pareja de compañeros, de esta época fue que conocí el famoso "Coquito" (libro, livro) y aprendía solo a dibujar esas imágenes infaltables en los inicios de cualquier estudiante.
Al finalizar el año tengo una foto con el mayor de mis sobrinos en brazos de la oportunista de mi hermana mayor (dije oportunista, porque no hay meritos para que salga en la foto, que quede claro que quiero a todos por igual en mi casa y no tengo preferencias por nadie salvo por mi madre y la menor de mis sobrinas). Fue también este año donde desperté algunos sentimientos que después afloraron en mi a lo largo de mi niñez, esa curiosidad por conocer a las niña, como el quedarme prendado de alguna de ellas, digo esto porque visitaba constantemente su casa, pasaba a ver si es que estaba jugando y procuraba llamar su atención a mi manera, ese fue mi único año en el Israel. Llego el segundo grado y esta vez felizmente me trasladaron mas cerca a casa, en santa Luzmila, el elegido fue el Bolognesi, quizás el mas memorable de la primaria ya que pase tres años y algo mas. Tengo muchísimos recuerdos ahí, hice mis primeros buenos amigos...Créanme cuando les digo que el mismo portero que abría la puerta sigue ahí espantando los niños. Tuve la suerte de que me tocara una profesora comprometida y carismática, aparte que era mi vecina. Se había ganado mi corazón, me sentía muy bien en su salón. No se porque a la mitad del año la cambiaron o tenía que retirarse, ese fue el golpe mas bajo que recibí de niño.
Recuerdo que deje de asistir, costumbre que se repitió en casi toda la primaria. Pero vamos aclarando algo, no era mal alumno, no lo hacia de haragán, claro tampoco el mas destacado. Sentía que si las cosas no me eran favorables  desde el comienzo, pues dejaba de interesarme y perdía valor para mí. Sentía la necesidad que para terminar bien teniendo que comenzar las cosas, a la altura de lo que uno se proyecta y anhela. Esperaba mas de mis profesores, quizás que se tomaran enserio su profesión y se asemejen a la maestra Jimena (carrusel). la protagonista que encandilo mi corazón de niño, aquella persona que sea tu amiga, sea empeñosa y cariñosa, tuve en la primaria un maestro muy peculiar  y otro, al que añorábamos entrar en su salón alguna vez, creo que eso ocasiono que intercambiáramos de profesores entre las secciones, para no vaciar una y sobresaturar la otra, eso no quiere decir que tuve malos maestros, hay honrosas excepciones solo que la mayoría no dejaron huella, pero fue gratificante conocer buenas maestras al finalizar los estudios, quienes denotaban y resaltaban mis habilidades, cualidades y virtudes, siendo algún elogio el causante de mi fascinación por la escritura, la literatura y la poesía.
Mi primer día de clases en la primaria fue traumático, primero porque nunca antes había tantos niños juntos en un solo lugar, era como un centro de reclusión o un sanatorio...porque al sonar la alarma o timbre del recreo todos pegaban un grito espantoso con lisuras incluidas, fue la época del apogeo terrorista, no exagero al relatarles que alguna vez el ejercito tomo mi colegio ante una inminente incitación de sendero luminoso al tomar el cerro , un punto alto fue el elegido para intimidarnos a todos al no bastar  provocando apagones y detonando bombas. Felizmente no hay nada penoso que compartir, aquella etapa ya la conocemos. Tuve que madurar desde entonces, mis hermanas no podían recogerme así que tenia que ingeniármelas para llegar integro a casa, cuando también estaba de moda raptar niños. Me valía de mi carisma para ganarme la bondad de las muchachas de la secundaria del Festini o Presentación, para cruzar la pista o queme acompañen a la mitad del camino, algunas veces hasta la misma puerta, de mi profesora no me acuerdo mucho solo que era una señora que tenia un par de gemelos que no se parecían a ella, pues mi maestra era gorda y sus hijos dos enclenques blanquiñosos insípidos y antipáticos, luego hice algunas amistades que me valían para el retorno a casa. No se como llegue a ser el mas destacado del salón, dividiendo el primer lugar con una pareja de compañeros, de esta época fue que conocí el famoso "Coquito" (libro, livro) y aprendía solo a dibujar esas imágenes infaltables en los inicios de cualquier estudiante.
Al finalizar el año tengo una foto con el mayor de mis sobrinos en brazos de la oportunista de mi hermana mayor (dije oportunista, porque no hay meritos para que salga en la foto, que quede claro que quiero a todos por igual en mi casa y no tengo preferencias por nadie salvo por mi madre y la menor de mis sobrinas). Fue también este año donde desperté algunos sentimientos que después afloraron en mi a lo largo de mi niñez, esa curiosidad por conocer a las niña, como el quedarme prendado de alguna de ellas, digo esto porque visitaba constantemente su casa, pasaba a ver si es que estaba jugando y procuraba llamar su atención a mi manera, ese fue mi único año en el Israel. Llego el segundo grado y esta vez felizmente me trasladaron mas cerca a casa, en santa Luzmila, el elegido fue el Bolognesi, quizás el mas memorable de la primaria ya que pase tres años y algo mas. Tengo muchísimos recuerdos ahí, hice mis primeros buenos amigos...Créanme cuando les digo que el mismo portero que abría la puerta sigue ahí espantando los niños. Tuve la suerte de que me tocara una profesora comprometida y carismática, aparte que era mi vecina. Se había ganado mi corazón, me sentía muy bien en su salón. No se porque a la mitad del año la cambiaron o tenía que retirarse, ese fue el golpe mas bajo que recibí de niño.
Es sorprendente el tiempo que ha transcurrido desde entonces, cuando hago el mayor esfuerzo para recordar mis días en el jardín de infancia (kinder garden; escolinha) *. Mi esfuerzo, no me brinda más que los juegos bruscos, entre tumbadas, puñetes y patadas. Ese inolvidable aroma a plastilina, temperas, mandarina, manzana, plátano, madera nueva y los huevos duros. Pero, lo que mas recuerdo también son los dolores que me provocaba en mis dedos de la mano una niña, creo entender la razón, yo era muy besucón, daba gala de lo que veía en la tv en la novelas, nadie de mis compañeras se salvo. Estaría descubriendo mi sexualidad, dicen que es normal, la verdad la pasaba bien. Mi infancia transcurrió en un instante, un día amaneció y desperté en la cabina de un camión de mudanza que me traía de una corta estadía en el distrito de surco, para trasladarme permanentemente en Comas. Transcurrió un año y ya todos mis contemporáneos asistían al jardín de infancia*, era el único del barrio que se quedaba en casa, tenia que pasar un año para comenzar mi etapa escolar, recuerdo que mi profesora por suerte era guapa, cantábamos...esa canción que decía "sal solcito", entre otras del repertorio de la currícula de la maestra. Alguna veces  me escapaba, pueda ser las primeras grandes travesuras de mi vida y vaya que osadía la mía a los 6 años, no me viene a la mente la razón ni los motivos que me hayan llevado a realizar tal acción, pero he de haberme sentido incómodo. Ya desde pequeño demostraba mi actitud a realizar mi voluntad cuando lo crea necesario, esa alma rebelde. Me llenaba de valor y sin titubear decidía mis acciones asumiendo las responsabilidades, ante mi madre, mi hermana o mi familia.
Recuerdo que deje de asistir, costumbre que se repitió en casi toda la primaria. Pero vamos aclarando algo, no era mal alumno, no lo hacia de haragán, claro tampoco el mas destacado. Sentía que si las cosas no me eran favorables  desde el comienzo, pues dejaba de interesarme y perdía valor para mí. Sentía la necesidad que para terminar bien teniendo que comenzar las cosas, a la altura de lo que uno se proyecta y anhela. Esperaba mas de mis profesores, quizás que se tomaran enserio su profesión y se asemejen a la maestra Jimena (carrusel). la protagonista que encandilo mi corazón de niño, aquella persona que sea tu amiga, sea empeñosa y cariñosa, tuve en la primaria un maestro muy peculiar  y otro, al que añorábamos entrar en su salón alguna vez, creo que eso ocasiono que intercambiáramos de profesores entre las secciones, para no vaciar una y sobresaturar la otra, eso no quiere decir que tuve malos maestros, hay honrosas excepciones solo que la mayoría no dejaron huella, pero fue gratificante conocer buenas maestras al finalizar los estudios, quienes denotaban y resaltaban mis habilidades, cualidades y virtudes, siendo algún elogio el causante de mi fascinación por la escritura, la literatura y la poesía.
Mi primer día de clases en la primaria fue traumático, primero porque nunca antes había tantos niños juntos en un solo lugar, era como un centro de reclusión o un sanatorio...porque al sonar la alarma o timbre del recreo todos pegaban un grito espantoso con lisuras incluidas, fue la época del apogeo terrorista, no exagero al relatarles que alguna vez el ejercito tomo mi colegio ante una inminente incitación de sendero luminoso al tomar el cerro , un punto alto fue el elegido para intimidarnos a todos al no bastar  provocando apagones y detonando bombas. Felizmente no hay nada penoso que compartir, aquella etapa ya la conocemos. Tuve que madurar desde entonces, mis hermanas no podían recogerme así que tenia que ingeniármelas para llegar integro a casa, cuando también estaba de moda raptar niños. Me valía de mi carisma para ganarme la bondad de las muchachas de la secundaria del Festini o Presentación, para cruzar la pista o queme acompañen a la mitad del camino, algunas veces hasta la misma puerta, de mi profesora no me acuerdo mucho solo que era una señora que tenia un par de gemelos que no se parecían a ella, pues mi maestra era gorda y sus hijos dos enclenques blanquiñosos insípidos y antipáticos, luego hice algunas amistades que me valían para el retorno a casa. No se como llegue a ser el mas destacado del salón, dividiendo el primer lugar con una pareja de compañeros, de esta época fue que conocí el famoso "Coquito" (libro, livro) y aprendía solo a dibujar esas imágenes infaltables en los inicios de cualquier estudiante.
Al finalizar el año tengo una foto con el mayor de mis sobrinos en brazos de la oportunista de mi hermana mayor (dije oportunista, porque no hay meritos para que salga en la foto, que quede claro que quiero a todos por igual en mi casa y no tengo preferencias por nadie salvo por mi madre y la menor de mis sobrinas). Fue también este año donde desperté algunos sentimientos que después afloraron en mi a lo largo de mi niñez, esa curiosidad por conocer a las niña, como el quedarme prendado de alguna de ellas, digo esto porque visitaba constantemente su casa, pasaba a ver si es que estaba jugando y procuraba llamar su atención a mi manera, ese fue mi único año en el Israel. Llego el segundo grado y esta vez felizmente me trasladaron mas cerca a casa, en santa Luzmila, el elegido fue el Bolognesi, quizás el mas memorable de la primaria ya que pase tres años y algo mas. Tengo muchísimos recuerdos ahí, hice mis primeros buenos amigos...Créanme cuando les digo que el mismo portero que abría la puerta sigue ahí espantando los niños. Tuve la suerte de que me tocara una profesora comprometida y carismática, aparte que era mi vecina. Se había ganado mi corazón, me sentía muy bien en su salón. No se porque a la mitad del año la cambiaron o tenía que retirarse, ese fue el golpe mas bajo que recibí de niño.